Frase: ‘Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla’, de Confucio.
He elegido esta frase porque como todos sabemos la preocupación por la imagen corporal ha aumentado mucho en los últimos años, tanto en hombres como en mujeres. Y es que nuestra sociedad da una gran importancia a la apariencia y creo que los medios de comunicación se encargan de reforzar el mensaje de que “lo bello triunfa”. Esto ha hecho que muchas personas busquen un ideal de cuerpo perfecto y se creen complejos que a veces son innecesarios en la mayoría de los casos. Lo que conlleva que muchas personas padezcan dismorfofobia que es un trastorno de la percepción y valoración corporal que consiste en una preocupación exagerada por algún defecto inexistente en la apariencia física, sufren angustia por su supuesta ‘fealdad’ y tienden a considerar que imperfecciones minúsculas adquieran una gran importancia. Estas personas que sufren esto no se sienten a gusto dentro de su cuerpo porque piensan que éste no corresponde con los ideales de belleza impuestos por la sociedad actual. Lo que les aterra de forma irracional es su propio cuerpo. Y es que todos nosotros en algún momento u otro, hemos tenido cierto complejo con nuestros pies, la cintura, la nariz, los pechos, las orejas..., pero el problema viene cuando esto se convierte en una obsesión, y cuando esa parte del cuerpo se convierta en deforme cuando la miras y esto se transformará en la sensación de que los demás sólo ven eso de ti y hablan sobre ello a tus espaldas; este problema se convierte en un obstáculo social. Por ejemplo, la anorexia es una forma extrema de dismorfofobia ya que sea cual sea su peso el anoréxico siempre cree que está demasiado gordo y siente que tiene que adelgazar. Este problema suele asociarse con otros trastornos como pueden ser: la depresión, trastornos alimenticios, ansiedad… Esta enfermedad se suele dar en adolescentes y en jóvenes adultas.
El tratamiento que se utiliza es la psicoterapia y lo primero que se debe hacer es convencer al enfermo de que asista a un psicólogo y digo convencer ya que para él su problema físico es real y no imaginario. Muchos de ellos aún sin el consentimiento de su psiquiatra recurren a la cirugía estética y este no es el tratamiento ya que el problema se encuentra en el interior y cambiando el exterior no se resolverá nada. Con la cirugía en el peor de los casos, la persona se verá más horrible que antes; en el “mejor”, desplazará el problema a otra parte del cuerpo.
Y es que cada vez más adolescentes recurren a la cirugía estética y muchos de ellos no saben lo que conlleva esa decisión y los problemas que puede acarrear, pero ellos están dispuestos a someterse a la cirugía para, como dije al principio, buscar su ideal de cuerpo perfecto. Y en muchos casos estas operaciones más tarde se complican ya que no se puede determinar con precisión cuando un adolescente ha finalizado su desarrollo corporal.
Mi opinión acerca de todo esto es que cada uno debe aceptarse tal y como es porque así va a seguir siendo el resto de su vida, debemos convivir tanto con nuestras virtudes como con cualquiera de nuestros defectos porque como yo suelo decir primero debo aprender a quererme yo. Creo que el hecho de que una persona tenga un defecto no debe ser objeto de burla porque pienso que todos nos deberíamos poner en el lugar de la otra persona y pensar si gustaría que nos lo hicieran a uno mismo y debemos que pensar que nadie es perfecto. Y yo pienso que por muchas operaciones que se haga una persona su personalidad no va a cambiar y pienso que debe ser más importante el interior de una persona y no darle tanta importancia a lo externo.
Que es lo que esta frase me transmite que quizás lo bello no sea lo físico sino la cualidad interior de la persona la cual no todos pueden ver o percibir.
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